El mercado inmobiliario italiano: ¿está creciendo o retrocediendo?
2017 no fue un año casual, especialmente para Italia y especialmente para el mercado inmobiliario. De hecho, en este período, toda la economía ha sido víctima de la crisis mundial, pero un sector, el nuestro, ha alcanzado el nivel más alto.
Las crecientes transacciones y la velocidad económica dada por la presencia de numerosos inversionistas, sobre todo del extranjero, generalmente han aumentado todo el sistema italiano, lo que le da a este último un giro optimista.
Desafortunadamente, al año siguiente se registró un retroceso, debido a numerosos factores que todavía parecen no haber abandonado totalmente la península italiana.
De hecho, en 2018 las transacciones de bienes raíces cayeron alrededor de un 22%, un golpe bajo en comparación con la situación general en la Unión Europea.
¿Por qué Italia, por lo tanto, siempre viajó en contra del estado actual?
Analicemos la situación juntos.
Principalmente podemos identificar dos elementos de importancia fundamental. El primero está dado por la incertidumbre política, que aún persiste en el arranque y ha llevado a un aumento exponencial en la propagación a niveles exponenciales, además de la progresiva desaceleración de la posibilidad de acceder a numerosos préstamos.
Este último elemento no debe ser subestimado, considerando que el mercado inmobiliario italiano está estrechamente conectado y vinculado a los préstamos bancarios y, el aumento en la volatilidad de los mismos mercados, ha tenido un peso importante. Desafortunadamente, la mayoría de los inversores extranjeros han decidido optar por otros lugares.
El segundo factor que, en cambio, puso al sistema económico e inmobiliario italiano en dificultades, aunque de una manera mucho más pequeña, fue la falta de materia prima, en otras palabras, de bienes raíces. En términos generales, 2018 no fue un año totalmente negativo, pero el mercado se enfocó solo en ciertos centros, en detrimento de otros. Milán fue la capital inmobiliaria, seguida de Roma. Segmentos estables, pero aún orientados hacia una tipología exacta de la realidad: las urbanas.
¿Qué se espera para 2019?
La incertidumbre y la fragmentación son dos características que no parecen querer abandonar Italia, pero también hay razones válidas para tener esperanza. Los sectores clave que ayudarán al crecimiento del mercado inmobiliario son la logística y el comercio minorista.
El 2019 se inauguró sin muchas expectativas, con el temor de que una fase de estancamiento y luego regresión pueda llegar. La esperanza se confía a capitales extranjeros que, derivados de los amantes de la cultura italiana y la coexistencia de múltiples realidades variadas y únicas, continuarán penetrando en la "Bella Italia".
Se espera, además, que el sistema pueda volver a aumentar gracias a la racionalización de un sistema bancario demasiado asfixiado y que afecta a todos los diversos sectores económicos.
Las crecientes transacciones y la velocidad económica dada por la presencia de numerosos inversionistas, sobre todo del extranjero, generalmente han aumentado todo el sistema italiano, lo que le da a este último un giro optimista.
Desafortunadamente, al año siguiente se registró un retroceso, debido a numerosos factores que todavía parecen no haber abandonado totalmente la península italiana.
De hecho, en 2018 las transacciones de bienes raíces cayeron alrededor de un 22%, un golpe bajo en comparación con la situación general en la Unión Europea.
¿Por qué Italia, por lo tanto, siempre viajó en contra del estado actual?
Analicemos la situación juntos.
Principalmente podemos identificar dos elementos de importancia fundamental. El primero está dado por la incertidumbre política, que aún persiste en el arranque y ha llevado a un aumento exponencial en la propagación a niveles exponenciales, además de la progresiva desaceleración de la posibilidad de acceder a numerosos préstamos.
Este último elemento no debe ser subestimado, considerando que el mercado inmobiliario italiano está estrechamente conectado y vinculado a los préstamos bancarios y, el aumento en la volatilidad de los mismos mercados, ha tenido un peso importante. Desafortunadamente, la mayoría de los inversores extranjeros han decidido optar por otros lugares.
El segundo factor que, en cambio, puso al sistema económico e inmobiliario italiano en dificultades, aunque de una manera mucho más pequeña, fue la falta de materia prima, en otras palabras, de bienes raíces. En términos generales, 2018 no fue un año totalmente negativo, pero el mercado se enfocó solo en ciertos centros, en detrimento de otros. Milán fue la capital inmobiliaria, seguida de Roma. Segmentos estables, pero aún orientados hacia una tipología exacta de la realidad: las urbanas.
¿Qué se espera para 2019?
La incertidumbre y la fragmentación son dos características que no parecen querer abandonar Italia, pero también hay razones válidas para tener esperanza. Los sectores clave que ayudarán al crecimiento del mercado inmobiliario son la logística y el comercio minorista.
El 2019 se inauguró sin muchas expectativas, con el temor de que una fase de estancamiento y luego regresión pueda llegar. La esperanza se confía a capitales extranjeros que, derivados de los amantes de la cultura italiana y la coexistencia de múltiples realidades variadas y únicas, continuarán penetrando en la "Bella Italia".
Se espera, además, que el sistema pueda volver a aumentar gracias a la racionalización de un sistema bancario demasiado asfixiado y que afecta a todos los diversos sectores económicos.